«Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también».
Walt Whitman
De tus confidencias tengo, un lápiz carbón, un lienzo en blanco sobre el que pintar un cuento, cabañas nevadas, vino, risas y un fuego.
Tres voces que llaman y curan heridas abiertas de un tiempo, recuerdos de fresas salvajes que saben a pueblo.
Muros abiertos, arrugas de piel y de años, canas en el pelo.
Tengo semillas traídas por el viento, confianza ciega guardada en carpetas de nubes, oídos que escuchan susurros, baúles de besos.
Una mesa redonda cómplice del juego.
Pozos oscuros, cajones con fotos de ensueño.
Sacos de mimos vacíos y todo el universo que me dejas dentro.
A menudo, cuando estamos mal, pensamos que no vamos a poder levantarnos, que todo es oscuro y difícil, que nunca volveremos a estar bien. Afortunadamente siempre hay manos que ayudan, oídos que escuchan, abrazos que curan, amigos que entienden tu lucha, la que sea. A veces esos amigos nos joden el día con su sinceridad, rompiendo esquemas, destrozando teorías, pero están ahí, para levantarnos a golpe de carcajadas o collejas.
Y gracias a ellos vuelves a levantarte y mueves montañas.
Va por ellos, aunque me hagan llorar, a ratos de risa y otros ratos a lágrima viva.
Durante este confinamiento al que hemos estado sometidos, algunas personas emplearon su tiempo de encierro de múltiples formas diferentes: cocina, limpieza, bricolaje, repostería, etc. Confieso que he hecho incursiones en algunas de ellas, sino en todas y todas, me han aburrido soberanamente.
Tirando de mis facetas artísticas, decidí retomar la pintura, con la que había experimentado tangencialmente años atrás. Sorprendentemente no se me olvidó lo poco que sabía y he añadido nuevos conocimientos gracias a la omnipresente internet.
Aparejada a la actividad artística, he recibido noticias de valiosas amistades, algunas de las cuales me han inspirado para este pequeño experimento que hoy os muestro.
Por una parte, una amiga muy querida a la que admiro muchísimo como escritora y como persona, dejó en mis manos un audio con una preciosa voz interpretando uno de sus textos con una música de fondo.
Por otra parte, un amigo muy querido al que admiro muchísimo como persona y como escritor, decidió crear un blog en wordpress y en una de nuestras charlas durante la creación de su espacio, mencionó la idea de recitar poemas de otros con su cálida voz radiofónica.
Os recomiendo que visitéis sus respectivos espacios web porque son canela fina.
Todo esto y el tiempo libre que abundaba durante la cuarentena me llevó a valorar la idea de hacer mi propio vídeo poema; una idea que rondaba mi cabeza desde que recité algunos en público, pero que no había llevado a término todavía.
Como mis conocimientos tecnológicos son bastante escasos, nuevamente eché mano de mi querido Pedro que realizó toda la parte técnica, soportando mis cambios de opinión con estoica paciencia.
En su blog podéis encontrar el poema con una versión distinta de la pieza musical que lo acompaña y recitado por su voz, que suena infinitamente mejor que la mía.
Llega la hora del sueño,
atraviesa el silencio un recuerdo,
se detiene ante mi y lo arrullo en mi seno;
lo miro de frente.
Quiero atraparlo y se va lentamente;
un olor, un sabor, un instante vivido.
Evoca mi mente también un sonido
una voz que me llama insistente.
Me despierto en estado semiinconsciente.
Ya no está, ya se ha ido.
Sigo en vigilia esperando el siguiente.
Esta mañana, una conocida red social, me recuerda esta foto.
Recordar ese paseo al solecito, se me antoja hoy doloroso; poder recorrer el empedrado de esa universidad Laboral, que es un espacio maravilloso, caminar libre, todo lo que ese día disfruté, pero sin saber que tres años después no iba a poder ni salir a la calle.
Echo de menos ese lugar y otros tantos de esta maravillosa ciudad; mi trabajo, mis clientas, mis vecinos, mi playa.
Volveré, a todo ello, volveré aunque ya no sea la misma.
MI LUGAR EN EL MUNDO
Hace tres años hacía sol en Gijón y era fin de semana
un día cualquiera de Abril que hoy parece imposible
pasear y dejar que la luz ilumine mi cara
deambular por espacios abiertos disfrutando mis pasos
añorar un recuerdo que fue y está grabado en mi alma
ese espacio, ese tiempo, el lugar, el sentir, la mirada,
A ti, que me miras de frente, nunca te he escrito un poema y es tiempo de decirte con letras que adoro tu sonrisa fresca, la suavidad de tu piel, tu curiosa mirada, tu arrojo en la oscuridad de un quebranto; tus certezas, que son leyes no escritas, la implicación que derrochas con las causas perdidas. Esa ternura unas veces, esa furia que sacas ante la injusticia; la independencia de ideas. El hilo de acero que une tus lazos de afecto. Tu hacer responsable, la pasión por la vida, tu entrega, el enojo, la ira. La capacidad de perdón y tu fortaleza. Pensaba que no encontraría las palabras para escribirte un poema,a ti que me miras desde el espejo, con la tristeza en los ojos pero el corazón sereno;no te olvides que el amor más grande, es el que sale de dentro y tú, dentro, eres ese alma hermosa que te dijo un poeta, alma de niña y corazón de fuego.
Debe estar conectado para enviar un comentario.