UN POEMA DE DOMINGO

Este es un poema dedicado a una persona a la que quiero mucho, una de esas personas que tienen brillo en el corazón aunque no lo saben.

Para ella y para todos los que tienen el alma pura y encuentran en el brillo de unos ojos el motivo para caminar.

Resbaló en el abismo de sus ojos

mientras él bajaba al abismo de su vientre.

Entendió en esa mirada el océano de ambas vidas

aferradas una a otra congelando soledades

Y un hilo de esperanza los ató a la cama y en la cama, fueron dos al mundo ajenos. 

Ana Fernández Díaz