EL VIERNES DE POESÍA CON HENAR

El poema de hoy viene de la mano de una mujer a la que adoro y admiro. Es irreverente, traviesa, macarra, impulsiva, vehemente, violenta, pendenciera, pero también pasional, sensual,  atractiva, erótica, lujuriosa….Lo tiene todo. Aunque lo que más me gusta de ella es su manera de escribir.

En su blog Pensando en la oscuridad, encontraréis relatos sangrientos, colaboraciones, poemas, acrósticos. Es una mina de talento con explosivos contenidos.

Con tanto donde escoger es difícil decidirse, pero este soneto es una delicia y yo me quedé también atrapada entre sus rejas.

SIN CONFESIÓN, SIN TESTIGOS, UN DELITO 

Porque conocía historias de excesos,
de vicios en la oscura madrugada,
entre dos barrotes quedó arrestada,
como versos en un soneto, presos.

Como perra que gruñe por sus huesos,
o agita la cola al ser visitada,
creyó merecer ser sacrificada.
¡Que le corten la cabeza a sus besos!

Solo era un pensamiento clandestino,
consecuencia de las contradicciones
halladas en el deshecho camino.

Se liberó con el tiempo u otro sino.
Escribió para amansar emociones.
Creyó haber salido del torbellino.

HENAR DE ANDRÉS

 

De la cuneta al cielo

 

Extasiada no, lo siguiente!
Reto de Henar en el que me he visto inmersa, y completada maravillosamente por la niña malvada y el poeta Maximilian.
Lujo de los que hacen historia!!
Gracias a los dos por este despertar.

PENSANDO EN LA OSCURIDAD

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I

Por Ana Fernández Diaz

Salí de casa sin mirar atrás. Cogí el coche y aceleré hasta perderme en la autopista que bordeaba la costa. El límite de velocidad quedó muy lejos en mi cuenta kilómetros y dejé que las lágrimas recorrieran mis mejillas devorando la carretera.

Necesitaba huir de la mierda vital en la que me encontraba.

Acelerando más cada vez.

Y lloraba y corría.

Los árboles que bordeaban la carretera pasaban rápido, apenas sus siluetas me permitían averiguar el camino recorrido. Grité, grité fuerte, con toda la rabia contenida dentro, y el río de emociones barría mi cara y mi alma.

Se fue haciendo de noche.

Apenas me di cuenta, de que necesitaba encender las luces, cuando estuve a punto de salirme en una curva.

Hacía más de diez años que había dejado de fumar pero necesitaba un cigarrillo.

Recordé que Henar siempre guardaba un paquete de cigarrillos…

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Juego de tres

 

Y como últimamente todo lo que pido se me concede, esta vez es Óscar de mis amores el que me da el infinito placer de concederme un poema erótico con mi querida Henar y yo como protagonistas. No se puede tener más talento!!
No os lo podéis perder porque es canela fina!!
Gracias niño!!

Historias tras tu DNI

Hace unos días, mi queridísima Ana me retó a escribir algo que se saliera de lo habitual en mi blog: un relato erótico. Después, la adorable Henar hizo lo propio: una poesía. Al final, decidí unir las dos opciones en una, para que no se las guardaran para otra vez. Este es el resultado. Espero que ninguna de las dos se sienta defraudada, ya que ninguna es mi estilo.

Mis ojos la oscuridad contemplaban.
Accedí a la habitación despacio.
por una fuerza externa dirigido
y por mis latidos ensordecido.

Recuperé la visión sonriendo,
conseguí ver a las dos tumbadas.
Sus cabellos se entrelazaban,
y sensuales besos se daban.

Entre ellas y yo, el infinito,
de la una a la otra, un abismo.
Ropa que sorteaba caminos,
cayendo por los precipicios.

Acerqué hasta allí mis brazos,
y mi torso se volvió suyo.
Al son de mis tiernas palabras,
la…

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ME ENCANTA EL ROJO CADMIO

Como soy una ansiosa y no puedo esperar al sábado, esta entrada sale ya.

Está dedicada íntegramente a mi queridisima amiga Henar de Andrés.

Siento decirlo pero me he pasado al lado oscuro. Era de esperar con estas compañías…

ROJO CADMIO

Ana se sentó en el porche de su casa, enclavada en un pequeño pueblecito de montaña. Le gustaba pintar cuando caía la tarde, con sus colores otoñales.

Cogió la paleta de óleos y abrió el tubo de rojo cadmio, hoy usaría el rojo cadmio.

Recordó la llegada de Henar. Habían sido las mejores amigas desde pequeñas, jugaron juntas en el jardín de infancia, luego en el colegio, y en secundaria se afianzó su amistad más firmemente.

Cada una era la depositaria de los más ocultos secretos de la otra. Habían compartido juergas de juventud, estudios en la Universidad, y fue duro separarse cuando Ana decidió abandonar sus estudios y volver al pueblo. Sus padres habían fallecido y le dejaron una pequeña herencia entre la que se incluía la granja familiar. Como no le gustaba mucho estudiar, decidió dejarlo todo y volver.

Henar continuó estudiando medicina y cuando sacó la oposición para la plaza en el pueblo, llamó por teléfono a Ana, y las dos rieron felices.

-Vuelvo a casa Anita! le dijo.

-Bienvenida querida!

Esperaba en la estación nerviosa para recoger a su amiga del alma. Y llegó más guapa que nunca, con una tonelada de maletas y la sonrisa permanente en la cara.

-Anita hemos de volver a hacer la Ruta de Heidi, ¿te acuerdas?, la de montaña que tanto nos gustaba.

 

-Claro, mañana mismo si quieres.

-Perfecto! Hasta el lunes no me incorporo a trabajar, así que recordaremos viejos tiempos.

Salieron muy temprano, antes de que el sol pegase fuerte.

Como Henar aún no tenía apartamento decidieron que se quedaría en casa de Ana hasta que encontrase vivienda.

Estaban emocionadas porque era el primer día que pasaban juntas desde hacía años.

Empezaron a subir por la parte más empinada de la montaña. Era una ruta muy conocida en el pueblo pero poco transitada. Transcurría por la ladera durante la subida y después bajaba por un estrecho camino bordeado por el precipicio.

Llegaron arriba y se detuvieron un momento a beber agua y descansar.

Habían charlado animádamente durante la subida, y Henar le había contado los múltiples éxitos cosechados en su carrera. Ana por su parte no tenía mucho que contar, su vida era monótona y aburrida.

Cuando empezó la bajada vislumbraron el precipicio a su izquierda. Henar se acercó mucho al borde, sin embargo Ana tenía vértigo y no se atrevía.

-No seas gallina Anita! Venga mira qué bonito se ve el fondo, dijo mientras se reía de ella.

Ana se acercó un poco, y la miró. Cogió su preciosa cabeza entre sus manos y la besó en la boca. Luego con una fuerza sobrenatural, la empujó al vacío.

Lo último que vio fueron los ojos desorbitados de su amiga que no entendían nada de lo que ocurría.

Su cuerpo cayó sobre las rocas con un sonido sordo de huesos rotos.

Ana cogió sus prismáticos y miró abajo.

Un rojo cadmio comenzó a brotar bajo la cabeza de Henar…. se veía tan brillante bajo su preciosa melena negra.

¡Qué color tan bonito! Lo usaré para mi siguiente cuadro.

Cogió su teléfono móvil y llamó a emergencias

-Socorrooooooo, mi amiga se ha caido al precipicio!! Ayudenme por favor!!

EL CUBO DE AGUA JAPONES

Hace unos días pude disfrutar con mi amiga de una experiencia de relax en el centro de talasoterapia de mi ciudad. Con un sin fin de piscinas, jacuzzis, chorros, y burbujas.

Pasamos por las diferentes zonas de baño, salado, dulce, cromoterapia, musicoterapia, piscina de agua salada, de agua dulce, pediluvio, que nos quedó el cuerpo molido.
Entre todas estas versiones, hay dos que merecen mención especial.
Una de ellas es un Flotarium.
«Una piscina de agua hipersalina, a 36 grados de temperatura en el que la luz es muy tenue, anulándose los estímulos visuales, y gracias a esta ausencia de estímulos externos se eliminan el 90% de las señales enviadas al cerebro, llevando a una situación de aislamiento sensorial que genera un estado profundo de relajación física  y mental», palabras textuales con las que la describen.
Y la otra se encuentra dentro de los distintos circuitos que componen parte del recorrido. Concretamente dentro del circuito japonés.
Hay una ducha, que se llama cubo frío.
Yo pensaba que era una ducha con forma de cubo, y que el agua salía fría por todas las paredes del cubo.
Pues no.
Es exactamente lo que dice: una ducha, con un cubo de agua fría, o más gráficamente, entras en una ducha, tiras de una cuerda y haces que un cubo de agua fría se vuelque y te caiga encima.
Bueno pues esto que puede parecer una bobada, nos dio a mi amiga y a mi para reflexionar largo y tendido durante todo el resto del día.
Resulta que en el flotarium, en completa relajación, nos encontrábamos encantadas, relajadas y felices, pero cuando accionamos el cubo japonés y el agua fría nos cayó sobre la cabeza, dejándonos en estado de shock, nos dimos cuenta de que aunque hay momentos para la relajación, a nosotras en realidad lo que nos va son las emociones fuertes.
Y eso llevado a nuestra experiencia personal, describe perfectamente la manera que tenemos de vivir
No en vano dice:
Anita, a nosotras lo que nos va es el cubo frío japones.
¡Y yo no puedo estar mas de acuerdo!