EL VIERNES DE POESÍA CON…

Un viernes más y toca poesía.

Esta vez quiero que conozcáis a uno de mis primeros seguidores y de los más fieles. No es un poeta propiamente dicho, porque lo que más abunda en su blog, son los relatos o crónicas de lo cotidiano, y realmente os recomiendo visitar sus Viajes al fondo del Alsa, porque enganchan. En un primer momento le había pedido una poesía porque dejó caer en un comentario que tenía algunas por ahí en un cuaderno perdido. Y mientras preparaba esta entrada, con una de esas poesías en la mano —ya lista para editarla— resulta que encuentro en su blog un par de cosas que me han encantado, así que José Yebra, me tienes que perdonar porque el poema que me prestaste me lo quedo, pero hoy quiero compartir dos cosas. En primer lugar os dejo un enlace de un precioso relato que merece la pena que leáis, Then I feel nothing es una historia de amor y nostalgia contada de una forma que te retuerce por dentro. Como no es un poema, no tendría cabida en este viernes, pero me salto a la torera mis normas, que para eso las pongo yo y os lo recomiendo.

Lo que si que es un poema y cabe por méritos propios es este. Hace no demasiado tiempo, un poeta maravilloso me enseñó que no hay nada que sea poético por sí mismo, sino que es la manera de contarlo lo que hace que suene a poema. Y como cada vez que Yebra escribe de lo cotidiano, lo borda, pues con este también, demostrando que, el que tiene talento, lo tiene hasta para hacerle versos a una lavadora.

Gracias Yebra

AÑO NUEVO, LAVADORA DE SIEMPRE

Me levanto de la cama,

soy el primero de la casa.

La lavadora todavía funciona

a la perfección.

Ropa blanca,

camisetas de toda calaña,

desde Banksy hasta Darth Vader;

calcetines, bragas, calzoncillos;

servilletas y toallas,

¡todo para adentro!

Detergente, el de oferta

(que sí, que soy chaquetero,

con el detergente,

también con la ropa interior;

me da igual desde aquellos días

“cumplir como soldado”,

“sentirme enamorado”,

o batir mis alas sucias

en un día señalado.)

Programa, el cuatro,

cuarenta grados de nada,

¡y empieza el espectáculo!

Me siento en el suelo

justo frente al bombo.

Un calcetín de Los Beatles

se está enrollando

con la camiseta húngara de Puskás.

Darth Vader usa la fuerza

para atraer y acercar a su ser

un par de bragas de suave algodón.

Los calcetines, bien organizados,

huyen en círculos,

en plan loca desbandada.

Nunca pierdo ninguno,

que ése es tópico muy recurrente,

y mi lavadora

no se los devora.

Al llegar al aclarado,

ya está resuelto el asunto,

que al centrifugar luego me asusto

y siento miedo por ellas,

las mojadas prendas.

Un año más

mi lavadora sigue funcionando,

y ya son más de veinte.

Autor: Ana Fernández

Jamás olvidaré lo que soy

68 opiniones en “EL VIERNES DE POESÍA CON…”

  1. Buenos días Ana. Me encanta descubrir un poema s una lavadora. Y no por el aprecio que les tengo, por la sensibilidad de quién es capaz de buscar sensibilidad en la expresión de un artefacto que lo carga el maligno. Los viajes del Alsa los conozco por leerlos y por padecerlos durante años en los viajes a mi querida Asturias.
    Disfruta del fin de semana y gracias por tus entradas Ana

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  2. Jose, un gran tipo y vecino aunque no nos conozcamos personalmente, lo cual para el es lo mejor porque después tendría que hacerlo desaparecer del mapa. Dicho lo cual, a ver cuando pones uno de mis chusikus, que ya estás tardando 🙂

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      1. No soy mucho de sidras, pero sería capaz de hacer un sacrificio. Y dicho lo cual otra vez, vete un poquitín a la mierda pelirroja 🙂

        PD. Observa como paso elegantemente sobre tu calificación de mi «pueblo», qué más quisieras tú, todo el día con el culo moyao 🙂

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  3. Un poeta hace versos de lo que se le ponga a tiro y este Señor lo demuestra. Es genial! en Argentina diriamos que es un «tipo piola». (mi musica del dia, tristona como yo, Bruce Hornsby – Mandolin Rain) asi que lo de la lavadora y su franqueza textil me arranca una sonrisa) Gracias!!

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  4. Qué decir de José Yebra, que sabe decir poesías como llamarte amigo. Sabe hacer la colada con las letras, qué programa aplicarles, cómo tenderla a secar. Sabe hasta qué suavizante ponerles para que se sientan en nuestra piel. Menos mal que se sienta al fondo, si los llega a hacer al principio nos roba todas las vistas del Alsa. El las tiene en su cabeza. Besos, rubiroja.

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      1. Pantalones goteando, bragas llenas de humedad, la camiseta XL abrazada a la M, el vaquero se ha metido bajo entre la falda.
        Lo único que le quita un poco de sensualidad al tema es ese gran fallo de no haber untado el calzoncillo castellano con Kalia, porque tras el lavado ha salido de nuevo con la zurraspa, atenuada… pero zurraspa.

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              1. No sé, los gañanes viejos estamos hechos ya al cambiante carácter de nuestra santa. ¿Crees que merece la pena, solo por rebajar la edad del gañán a 30, tener que volver a pasar por la penosa experiencia de educarle? No sé. Dile a tus amigas que le den una vuelta a esto.

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                    1. Ok. Comprendo. Veo que poco tenemos que hacer los gañanes más mayores (O gañanones), llenos de vicios ocultos, como las garrotas y las energías entrando peligrosamente en la zona roja de reserva. Pena de cuerpos.

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      1. Tienes razón… una mezcla de ambos sentimientos, y como le decía a José, no es ajeno a nadie. Me encantó ver a través de las palabras la visión propia de cada paso que daba el personaje ante la disyuntiva de su corazón. Justo estoy escribiendo algo parecido con la visión de la mujer, no de la que queda en casa, sino de la que duda en el sofá, sabiendo lo que provoca pero mirando de reojo la espera…
        Besis nostálgicos pero felices para ti también. 🙂

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