DEDICATORIA

Tengo una amiga que siempre me dice que la época más feliz de la vida es cuando uno está enamorado, pero que a ella no le gusta nada porque le dan «ganas de vomitar».
Es lo que comúnmente llamamos «mariposas en el estómago» pero en grado superlativo!
Es decir, que no son unos simples nervios cuando vas a ver a la persona que te los provoca, si no que es una especie de nudo que no te deja respirar, y que te provoca la sensación de que si respiras hondo, echarás la comida.
Eso, yo sé que no le ocurre a todo el mundo, sólo a las personas que nos dejamos llevar mucho más por la pasión  que por la razón. Y como somos muy pasionales en todos los sentidos, todo lo que nos afecta sentimentalmente, se refleja en nuestro cuerpo de una u otra manera. A unos les dan ganas de vomitar,  a otros les sale algo en la piel que se llama rosácea, a otros les salen granos…en fin, hay para todos los gustos.
Y claro, en lugar de alejarnos del causante de nuestros males, decidimos que lo que no te mata, te hace más fuerte, y seguimos adelante a pesar de ellos.
Pero como todo en esta vida tiene un principio y un final, pues resulta que todo se acaba, y las mariposas y todo lo demás a veces dejan paso a otras sensaciones, maravillosas también, de amor, cariño y complicidad, en fin, esas cosas, y todo se vuelve tranquilo y sencillo, y los nervios se terminan y llega la calma. Otras veces dejan paso a la nada, que también ocurre.
Pero con el paso del tiempo, termine como termine,  en algún momento, llegamos a añorar esas sensaciones incontrolables.
Esta reflexión va dedicada a una amiga mía que vive esas sensaciones muy intensamente ahora, y se la dedico, además de porque se lo he prometido, para que aunque pasen muchos años, y todo se vuelva tranquilo y sencillo, sea capaz de encontrar en cada día un motivo que le vuelva a hacer sentirse igual que ahora, que no se le quiten nunca las mariposas del estómago y que sea capaz de recordar, los motivos que se las provocaban.
 Porque esas sensaciones, con el tiempo, se pierden, y si no te esfuerzas mucho, ya no vuelven….

Autor: Ana Fernández

Jamás olvidaré lo que soy

11 opiniones en “DEDICATORIA”

  1. Ana, las mariposas suelen desaparecer en los duros inviernos. Uno se queda con el recuerdo de esos vistosos animales. Afortunadamente después de cada invierno SIEMPRE llega la primavera y tras está el verano y con ella vuelven las mariposas. Dichosas mariposas. Vivamos con su recuerdo, pero también con la esperanza de volverlas a ver.
    Que fortuna tiene tu amiga teniendo una amiga como tú que le escribe bellas entradas!!! 🐞🐞🐞🐞🐞 (A falta de emoticonos de mariposas pongo de mariquitas, que también producen un agradable cosquilleo en la piel)

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  2. Y pusiste todo el empeño y esfuerzo para volver a sentir esas sensaciones… Ni siquiera tuvieron que volver, porque intuyo que nunca se fueron del todo… estaban ahi, escondidas bajo pliegues de poesía, esperando el roce de una caricia para despertar…

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